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Voces OSC
Recuperar el fomento a la sociedad civil organizada
El 14 de febrero de 2019 el presidente Andrés Manuel López Obrador canceló los subsidios a las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), como uno de sus primeros actos significativos. Bajo la afirmación de que las organizaciones son “intermediarias” de la ayuda social, el presidente evidenció que pasaba por alto – por falta de información o mero desconocimiento – la histórica colaboración de las OSC al desarrollo social, a través del cual los subsidios entregados han sido multiplicados en servicios sociales.
La medida significó un retroceso significativo a la participación de las organizaciones en los asuntos públicos para beneficiar a miles de personas en situación de vulnerabilidad; no obstante, lo más relevante, es que reveló la política presidencial hacia las OSC, por medio de prácticas hostiles que se manifestarían en declaraciones negativas a lo largo del sexenio, en el cierre de espacios de interlocución e inclusive en la desaparición de espacios sociales estratégicos, tales como las estancias infantiles para madres en riesgo.
Varios de los avances que se construyeron por años (inclusive décadas) como fruto del trabajo de organizaciones y activistas, así como por funcionarios públicos comprometidos con éstas, fueron destruidos, minimizados o congelados por la administración federal, esta situación ha replanteado el nuevo escenario de fomento, que presenta importantes retos por venir.
El fomento es una estrategia que parte del concepto democrático que las personas tienen derecho a participar en los asuntos de interés público. Una forma de realizarlo es haciendo uso de su derecho humano a asociarse libremente para cualquier fin lícito que consideren relevante. En este marco, fomentar es favorecer las condiciones para que las personas asociadas puedan cumplir sus objetivos sociales de la mejor manera, procurando el crecimiento de sus capacidades, garantizando y protegiendo sus derechos y libertades y generando un entorno en el cual las organizaciones civiles puedan desarrollarse, multiplicarse y evolucionar.
Por lo tanto, podemos deducir que el fomento a las OSC es mucho más que la Ley federal en la materia y las correspondientes leyes estatales. González (2023) divide su análisis de leyes estatales en tres dimensiones: jurídica, esto es la calidad de las leyes; programática, las políticas y acciones de fomento; y estructural; esto es las instituciones y espacios públicos que incluyen acciones o espacios en la materia.
¿Cuáles son entonces aquellos retos pendientes de recuperar y, en última instancia, de mejorar a partir del marco de fomento existente hasta 2018? Un cambio de paradigma podría contener algunas de las claves:
Chavez et al (2021), en conjunto con otros actores, han destacado la conveniencia de contar con un sistema de fomento a las OSC y otras expresiones de la sociedad civil organizada. Un sistema implicaría no contar con acciones aisladas, en su lugar, diseñar un plan integral que involucre a diversas secretarías y organismos descentralizados. Así mismo, que cuente con la inclusión de un porcentaje obligatorio en el presupuesto federal para el desarrollo de acciones de fomento, además de subsidios.
Éstos tendrían que recuperarse, pero resolviendo algunos temas pendientes desde administraciones anteriores, tales como una mejora en su equidad distributiva y una mayor transparencia en su otorgamiento.
Por supuesto, el sistema debe considerar la reconstrucción de la estructura de interlocución sociedad civil – gobierno federal. Ya sea a través de la reinvención del Indesol – una de las experiencias más notables de colaboración – o bien, como se ha hecho en otros países (caso Brasil con Dilma Rouseff), con la inserción de una oficina dedicada a facilitar la relación con la sociedad civil desde la presidencia.
No menos relevante es la recuperación de espacios efectivos de participación, para que las organizaciones puedan incidir en políticas públicas y coadyuvar en su diseño, ejecución y evaluación.
Finalmente, el sistema podría contribuir a prestar mayores garantías al acceso a financiamiento; otorgar protección adecuada a actividades vulnerables y realizar estrategias de fomento a la asociatividad.
Lo anterior implica un gobierno que actúe bajo una lógica democrática participativa. Está por verse si la nueva presidenta comprende esa relevancia o decide continuar el rumbo del autoritarismo que prescinde de la sociedad civil.
Miguel de la Vega
Secretaría Ejecutiva de UnidOSC
Miguel de la Vega
Espacio de análisis y reflexión con la participación de organizaciones de la sociedad civil y especialistas en el sector social. Los textos son responsabilidad de sus autores.